No es tanto el destino, sino el camino que te lleva a él lo que importa. Así que, dispuesta a aprovechar al máximo los 370 kilómetros que separan la Ciudad de Guatemala con el Mar Atlántico, me detuve en Chicharrones Don Carlos, en el kilómetro 82.5 de la CA 9, para desayunar unos épicos frijoles con chicharrón y conocer las extrañas avestruces zacapanecas; extrañas solamente por encontrarse en Zacapa.
Un par de horas después, llegué a Quiriguá, donde las estelas eran altísimas y el calor sofocante. Al destapar la glacial cervecita Modelo el alivio me caló hasta el alma.