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Cuando pienso en La Antigua Guatemala, lo primero que se me viene a la mente es un lugar turístico lleno de extranjeros, restaurantes de todo tipo, tres hermosos volcanes al fondo del paisaje y calles empedradas. Lo cual es cierto, pero hay algo más profundo que ni se imaginan.
La Antigua Guatemala es, quizá, la ciudad guatemalteca con más tránsito de extranjeros al día. Esto me hace suponer que es una ciudad cosmopolita –pero en pequeña– donde las nacionalidades migran a cada segundo y pasan desapercibidas. Entre sus mercados, restaurantes y calles suceden muchos encuentros interculturales. La Antigua es un paraíso para estudiar las relaciones interpersonales porque abundan diferentes creencias, culturas y visiones del mundo. Su esencia y espontaneidad la convierten en una amalgama de muchos estilos de vida, la mayoría nómadas y transitorios.
Es interesante adentrarse y conocer las costumbres de quienes la habitan, explorar de cerca qué los motivó a viajar a La Antigua y cómo ha sido su experiencia en Guatemala. Por eso cuando decidimos indagar en el tema, nos interesó documentar el legado gastronómico que nos trajeron, ya que su aporte cultural es valiosísimo a la gastronomía guatemalteca y, además, porque estos personajes son los que le dan vida y sazón a la ciudad de Santiago de los Caballeros.
Francesco Naso, italiano.
Angie del Río, argentina.
Rodrigo Salvo, chileno.
Suzanne, belga-guatemalteca.
Nuestro tour consistió en visitar cinco restaurantes con historias de migraciones. Y para darle un giro especial, invité a mi amigo de copas: el mixólogo Raúl Cojolon -que es antigüe.o y tiene una sensibilidad entrañable que lo ha hecho ganar varios concursos internacionales y dirigir la barra del prestigioso Zacapa Room GT- a que preparara un cóctel inspirado en cada restaurante.
Nos la pasamos espectacular aprendiendo de varios países. Este fue el resultado.
Raúl Cojolón, experto en mixología y gurú de la coctelería contemporánea.