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Entendemos por ceviche a un platillo con productos de mar, marinados al limón u algún otro cítrico y, acompañados de diferentes ingredientes frescos y hierbas. Pero la cultura cevichera va más allá de eso . Su origen es incierto, y a veces confuso, pero más que incierto lo considero como una transformación natural y espontánea de la gastronomía.
Por un lado, se dice que es un plato ancestral del Perú con más de dos mil años de historia y que proviene del quechua siwichi , que significa pescado fresco o tierno. Por otro lado, se dice que es una influencia directa del escabeche árabe o iskebêch , y esta del persa sikbag que significa conservar en vinagre o algún ácido.
Comprendiendo eso, podemos ver que el ceviche ha estado en constante transformación desde la llegada de los españoles a Sudamérica. Pero no todo se lo debemos a Perú o a España. Las variaciones de ceviche a lo largo de toda Latinoamérica son espectaculares, y Guatemala no es la excepción. Nuestra gastronomía ancestral –y la del mestizaje como los estofados, los recados, los embutidos y más variantes– forman parte de nuestro día a día gastronómico. Pero los ceviches, y creo que en esto todos estamos de acuerdo, tienen un lugar muy especial en nuestra identidad culinaria. Toda esa mística de ingredientes provenientes del mar mezclados con limón y culantro, está impregnada de algo fantástico que solamente podemos apreciar a través de su frescura y, lo mejor de todo, en los rincones donde sirven este platillo clásico: las cevicherías.
En las cevicherías vive una de las subculturas a la que más cariño le tengo por su creatividad, esencia y camaradería. La cultura cevichera en Guate está llena de ambiente, sonrisas, clima veraniego, colores llamativos, posters en las paredes, pantallas gigantes, partidos de futbol, familias enteras, salsas picantes, mucha música y productos frescos –la mayoría del Pacífico–.
Clásica cevichería de barrio
Por eso me aventuré a vivir de cerca todo ese mundo cevichero y visitamos cuatro cevicherías que empezaron, créanlo o no, como ventas callejeras itinerantes hasta convertirse en restaurantes reconocidos por muchos. Y en esta búsqueda que les comparto, descubrí que hay elementos que nunca pueden faltar en el ritual de comer ceviche: hambre, curiosidad, música, limones y galletas GAMA®.
Acompáñenme en este tour cevichero por Guate:
LOS CHAVOS: MÁS DE 40 AÑOS DE AMOR AL MAR
CEVICHITO: UNA RECETA DE GENERACIONES
EL CEVICHÓN: UN CLÁSICO FAMILIAR DE LA Z.15
PEZ TIBURÓN: UNA RECETA DE GENERACIONES